He de reconocer que siempre me han dado pavor las multitudes, sobre todo si me toca hablar delante de ellas. Y las presentaciones de libros no son menos.
¿Presentar un trabajo en el instituto y la universidad? Mi mayor pesadilla; sudores incesantes; dolor de estómago; temblores que me mareaban y tartamudeos.
Además, añádele el hecho de que en cuanto me pongo nerviosa, hablo tan rápido que apenas se me entiende nada y la presentación, que tendría que durar diez minutos, me dura dos.
Así que te puedes imaginar lo mal que lo pasé en cuanto empecé a publicar y presentar mis libros.
En mi defensa he de decir que presentar libros no se parecía en absoluto a exponer un trabajo.
Para empezar, no te están evaluando.
Y parece mentira, pero tener delante a un profesor que toma apuntes mientras cierra los ojos y sacude la cabeza, no es lo mismo que estar ante un grupito de personas que quieren saber más sobre tu libro.
Ese es el segundo punto que diferencia ambas situaciones: el tema a tratar.
Siempre he pensado que si en una presentación de libros me formulan una pregunta a la que nunca antes he respondido, ese puede ser un buen momento para improvisar.
Por el contrario, ante tu profesor, experto en la materia, ni se te pasa por la cabeza pensar en una respuesta a algo de lo que no tienes ni puñetera idea…
O sí, pero yo no he nacido con ese don divino al que sí otorgaron a algunas compañeras de clase.
¿Te merece la pena preparar presentaciones de libros?
Ana González Duque tiene un programa de su podcast que habla de cómo organizar una presentación, que sin duda debes escuchar porque también se hace esta pregunta.
Al fin y al cabo, creo que llegamos a la misma conclusión, pero me apetecía compartir contigo mi experiencia y mis pensamientos.
Cuando autopubliqué Infortunium pensaba que el tema de las presentaciones iba a ser la herramienta del siglo.
Que vendería bastantes ejemplares y que la gente se pegaría para entrar en la librería.
¿Adivinas qué pasó?
Exacto, nada de eso.
A mi primera presentación vinieron diez personas, entre las cuales ocho eran mis amigas de la universidad y dos, mi madre y mi hermana.
¡Pero no pasa nada! Yo hice mi presentación y después nos fuimos todas juntas a tomar algo al bar.
(Ojo cuidado, diez personas en una presentación me sigue pareciendo increíble, pero bien es cierto que a lo mejor noté una pequeña estaca clavándose al ver que todas eran personas a las que había obligado a ir).
Entonces hagamos un pequeño cálculo:
Gasto de la presentación 0 € porque era en mi ciudad.
Ejemplares vendidos = 2 (a los dueños del bar de después) a 15 € cada uno.
¿Salió rentable esa presentación? Sí.
Ahora bien, vamos a alejarnos un poco de la zona de confort.
Tras el fracaso de esta presentación, decidí darme un tiempo y trabajar en mi marca personal por redes sociales y publicar el segundo tomo de Infortunium.
Así que con este bebé bajo el brazo, me lancé a una presentación en Valencia donde desvirtualicé a Rolly Haacht y a Beatriz Esteban.
Te voy a decir la verdad: no he estado tan nerviosa en mi vida.
En parte porque mi experiencia me precedía y en parte porque… no sé, soy insegura.
Así que a aquella presentación fueron 8 personas y yo conocía como a la mitad, más o menos, así que me sentí bastante bien porque, oye, al menos iban personas desconocidas que podían comprar el libro.
Ahora, las cuentas:
Transporte hasta Valencia: 20 € (ida y vuelta)
Comida en Valencia: alrededor de unos 10 €
Costes: 30 €
Libros vendidos: 2 a 15 € cada uno
Ingresos: 30 €
Beneficios: 0 €
O sea, me volví a casa como si nada.
Y ya ni hablemos de la vez de Madrid. Porque, sí, allí vendí unos cuantos más (cinco si no recuerdo mal) y si haces cuentas, a veces no consigues pagar ni un billete de tren con ello.
Eso sí, tengo que admitirlo, en estas presentaciones he conocido a gente estupenda que me ha hecho ganar mucho más.
El dinero no lo es todo en esta vida, y tenemos que quedarnos con el hecho de que hay otras cosas inmateriales que nos pueden aportar mucho más valor que las ventas en sí.
¿Cuál es el veredicto?
Si no tienes ni un duro, las presentaciones no te van a salir rentables.
A menos que sean en lugares cercanos a tu ciudad o puedas ahorrarte muchos gastos (alojamiento, transporte, dietas, etc.).
Por ello, con El Imperio del Sueño sí noté que las ventas eran mucho más altas (editorial reconocida y sin gastos para el autor) que cuando me toca hacerlo todo por mi cuenta.
Por ello, si lo que quieres es hacer una presentación porque te apetece y quieres, adelante, pero mi consejo es que la organices con algún evento literario que pueda coincidir.
Estos atraen a más lectores y es probable que la gente se acerque a tu presentación y salga con un ejemplar bajo el brazo.
Solo tienes que verlo con la visión del lector.
¿Cuántas veces compras el libro de alguien que está presentando?
¿Tú qué piensas? ¿Es rentable hacer presentaciones de libros? ¿Vas a muchas presentaciones? ¿Te imaginabas esto?
Te recuerdo que en recursos para escritores encontrarás diferentes artículos que te ayudarán en esta aventura del sector editorial.